Desmontamos mitos sobre alimentación saludable y sostenibilidad, aportando rigor científico y evidencia empírica y explicando las cosas tal y como son.

El gluten es nocivo para la salud

El gluten es una proteína vegetal presente en cereales como el trigo, la cebada o el centeno, y está totalmente contraindicado para celíacos. De ahí que en los últimos años hayan aumentado productos y dietas sin gluten para dar más calidad de vida a los que no lo toleran. Pero parece cada vez más habitual que personas que no son celíacas recurran a alimentos sin gluten porque entienden que son más saludables. Error. Los científicos son contundentes: «una dieta sin gluten no tiene ningún sentido médico para los individuos que no padecen enfermedad celíaca. Estas personas solo están desperdiciando su dinero en productos más caros que no les reportan ningún beneficio«, afirma el doctor Daniel A. Leffler, director de investigación clínica del Centro Celíaco en el Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston. El doctor Stefano Guandalini, director médico del Centro sobre la Enfermedad Celíaca de la Universidad de Chicago, es igual de categórico: «una dieta sin gluten solo la deberían seguir las personas a quienes han diagnosticado enfermedad celíaca«.

El vidrio es el material más sostenible

El vidrio a menudo es percibido como la alternativa más sostenible. Sin embargo, este material también tiene algunos puntos negros en su ciclo de vida. De entrada, para producir cualquier objeto de vidrio, una botella o un tupper por ejemplo, este debe calentarse a altas temperaturas para moldearlo, lo que supone un gasto de energía muy grande en comparación con otros materiales como el plástico o el aluminio. Lo mismo ocurre en el proceso de reciclaje del vidrio, donde se necesita una cantidad de energía elevada, no tanta como en su producción, pero sí mayor a la necesitada en el proceso de reciclaje del plástico. Actualmente, el plástico reciclable PET tiene un mejor ciclo de vida que el vidrio reciclable en alimentación. Siendo el vidrio un material costoso de transportar y de reciclar, debería gestionarse priorizando su recogida selectiva para lavarse y reutilizarse.

La leche es perjudicial para los adultos

Este es uno de los grandes mitos en torno a la nutrición. Y es falso. La Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria lo deja muy claro: «La leche y los productos lácteos son la principal fuente de calcio de la dieta; por ello, son muy recomendables en todas las edades.» De manera similar se expresa la Sociedad Española de Nutrición: «La leche y los productos lácteos son alimentos de gran calidad nutricional, tienen prácticamente todos los nutrientes y, utilizados en cantidades apropiadas, son importantes para el mantenimiento de la salud presente y futura. Un adulto debe tomar entre dos y cuatro raciones al día. Es muy difícil que una persona cubra los requerimientos de calcio sin tomar productos lácteos.» Aunque matiza: «En la población adulta es recomendable el consumo de lácteos bajos en grasa, por su contenido más bajo de energía, de ácidos grasos saturados y de colesterol.»

Biodegradable y compostable significan lo mismo

A menudo se suelen confundir los términos biodegradable y compostable. Aunque de entrada pueden parecer lo mismo, no lo son. El término biodegradable, muy extendido últimamente cuando se habla de determinados materiales bioplásticos de los envases, no implica que sea compostable. Compostable significa que estos materiales se pueden degradar sin dejar residuos en un corto período de tiempo y en unas condiciones controladas de humedad, temperatura del oxígeno y microorganismos para convertirse en compost que se pueda devolver a la naturaleza para cerrar el círculo. Por lo tanto, para asegurar que un material biodegradable es compostable debe tener un certificado de compostabilidad, ya sea home compost (en el hogar) o en condiciones industriales, cuando se necesitan procesos más complejos y altas temperaturas para convertirse en compost.